Entre el 9 y el 10 de septiembre de 1919 se produjo el naufragio de "El Valbanera", este barco surcó los mares durante más de 12 años, en abril 1907 atracó por primera vez en Canarias con pasajeros procedentes de Galveston, New Orleans y La Habana, en esta época se publicitaba como un vapor de "gran velocidad". En este primer viaje llegó a Santa Cruz de Tenerife el día 24 de abril de 1907, puerto donde desembarcaron 62 personas y posteriormente 14 en Las Palmas de Gran Canaria, continuaron en el barco 194 personas a las que se le sumaron 43 personas que embarcaron en los puertos canarios.
A parte de la
importancia que tuvo para Canarias por haber viajado en este buque gran
cantidad de canarios y canarias, hay que destacar también el número importante
de canarios y canarias que fallecieron en sus 2 desgracias, porque “El
Valbanera” no sólo tuvo una desgracia, en sus últimos meses de travesías fue
protagonista de 2 tragedias.
En cuanto al primer
incidente vivido por “ El Valbanera" parece increíble que 2 meses antes de
hundirse un barco, se puedan leer en la prensa titulares como "Tragedia en
el Valbanera", en su penúltimo viaje cruzó el Atlántico
oficialmente con 1606 personas a bordo, cifra muy superior al límite de su
cabida, aunque algunas informaciones planteaban que podría haber 2500 personas,
más del doble de su cabida, este dato aunque no oficial podría ser más exacto
ya que después de desembarcar un número considerable de personas en Canarias,
llegaron a los puertos de España alrededor de 2000 personas, el pasaje pasó la
travesía sin agua potable y en condiciones higiénicas bastante lamentables, con
lo que las enfermedades aparecieron sin problema, el número de pasajeros que
fallecieron en el trayecto rondó entre las 25 y 40 personas. Curiosamente el
barco debía atracar en Santa Cruz de La Palma y Santa Cruz de Tenerife pero se
saltó estos 2 puertos y atracó en Las Palmas de Gran Canaria dejando al pasaje
con billete para los 3 puertos canarios, el drama no concluyó con el desembarco
de los pasajeros, fue en aumento durante los días siguientes, días en los que
continuaron los fallecimientos en los distintos centros sanitarios de Las
Palmas de Gran Canaria, especialmente dramático lo vivido en el hospitalito de
la calle Reyes Católicos en el que ingresaron medio centenar de personas,
falleciendo bastantes niños por "bronco pnuemonia", Isidoro
Santos Cabello de 4 años, su hermana Julia de 18 meses, también muy destacable
es lo sucedido con los hermanos Arocha Pacheco, que viajan con sus padres, ya
que fallecieron los 5 hermanos. Sólo en el hospitalito fallecieron en los 10
días posteriores 17 personas, 10 de ellos menores de edad, los periódicos de la
época destacan los intentos por parte de las administraciones y de la naviera
de ocultar todos los detalles, aún así se publicó que los enterrados por la que
se denominó "pneumonia valbaneriana" fueron 22 personas en Las
Palmas de Gran Canaria, con lo que la avaricia de llenar el barco por parte de
los responsables de la naviera habría costado la vida a más de 50 personas.
En medio de enormes
muestras de dolor colectivo, la naviera Pinillos publicitaba la próxima salida
hacia Santiago de Cuba y La Habana de su "hermoso vapor a dos hélices y
5000 toneladas", aunque su llegada estaba prevista a Canarias en torno a
día 5, por diversos motivos no zarpó de Barcelona hasta el día 10 de Agosto, no
llegando a Las Palmas de Gran Canaria hasta el 17 de Agosto, después de recoger
viajeros en este puerto, en Santa Cruz de Tenerife y en Santa Cruz de La Palma
comienza su travesía transatlántica, en Santiago de Cuba se baja más de las
mitad del pasaje, la noche del 9 al 10 de septiembre de 1919 intenta entrar en
la bahía de La Habana informándose que desde esa misma tarde era imposible la
entrada por las condiciones meteorológicas y a partir de ese momento comienza
el verdadero misterio del Valbanera y del medio millar de personas que viajaban
en él.
Las noticias que
llegan a Canaria, incluso 10 días después del hundimiento eran de tranquilidad,
los telégrafos manifestaban que la situación "no era grave", a partir
del 22 de septiembre las noticias son más claras y empiezan a mostrar la
verdadera magnitud de la tragedia, confirmándose que se había encontrado el
vapor al oeste de Cayo Hueso y "que los buzos han encontrado gran
cantidad de cadáveres".
Curiosamente un barco
que comenzó su travesía con enormes críticas por el drama vivido en
julio, se convierte en su siguiente viaje en un enorme ataúd de quinientas
personas.
En la madrugada entre el 9 y 10 de septiembre
de 1919 se produjo la última visualización del vapor "VALBANERA". En
Las Palmas de Gran Canaria se subieron a bordo las siguientes personas destino
a La Habana, hay que tener en cuenta que esta lista no coincide necesariamente
con las personas que se encontraban a bordo ya que por distintas razones hubo
muchas personas que se bajaron en el puerto de Santiago.
Casimira Farías Toledo y un hijo, Manuel
Tadeo Rodríguez, Ignacio Brito Perdomo, Paula Zumalave y cuatro hijos, y el
estudiante holandés Juan Adrián Vuerhard, de Las Palmas de Gran Canaria.
Josefa Santos Santiago, Juan, José y
Antonio Valido, Juan Brito Santana, Agustín Ramírez Herrera y 5 hijos, Juan
Martín Suárez, Juan Florido Herrera, Juan, José y Manuel Varona, Ramón Martín,
Juan Ramón, Francisco López, Jerónimo Suárez, Lorenzo Santana, Juan Ramos,
Miguel Suárez Guerra y Federico Míreles, Teresa Santos, Juan José y Antonio
Valido Santos, de Telde.
Manuela Navarro, Justo y Sabas Santana
Marrero, Bernardo Falcón Yánez, Bernardo Falcón Domínguez, Antonio Nuez Déniz,
Antonio Quintana Nuez, Vicente Quintana Rodríguez, Manuel Déniz Hernández,
Benjamín Falcón Ortega, Juan Rodríguez y Rodríguez, José Rodríguez Suárez,
Francisco Naranjo Sarmiento, Francisco y José Álvarez Domínguez, Saturnino
Ojeda García, José Rodríguez y Rodríguez, Luis Antonio y Agustín
Montesdeoca, José Domínguez Soto, Manuel Domínguez Déniz, José Yánez Pulido,
Sebastián y María Santana, Juan Domínguez y Antonio Domínguez Santana, Manuela
Marrero de Teror.
Antonio Marrero Pérez, Dolores Díaz,
Rodríguez y 5 hijos, José Rosales Granado, José y Antonio Gil Navarro, Juan
Viera Suárez, Juan Marrero González, Domingo Expósito, Antonio Rodríguez
Martel, Braulio Benítez y Dolores Pérez Travieso, de Arucas.
Diego Hernández López, José Hernández
Ventura, José Viera Alamo, Antonio Lorenzo Vega, Francisco Ventura Rodríguez,
Antonio Rodríguez Díaz, Lorenzo Santana Guerra, Nicolás Hernández, Rafael
Ortiz, Tomás Suárez, Juan Ramos Santana, Antonio Alonso García y Juan Cárdenes
Déniz, de Santa Brígida.
Dolores Almeida Toledo y seis hijos, Juana
González, Manuel y María Pérez González, Manuel Santana Rivero, Juan Santana
Barroso, Cristóbal Lorenzo, José Rivero, Pedro Lorenzo Rodríguez, José y Manuel
Suárez y Suárez, José Alonso Déniz, Francisco Suarez Ortega, Francisco Suárez y
Suárez y José Santana Rivero, Juan González, García, María Pérez González y
otro, de San Mateo.
Antonio Martel Rodríguez, Antonio y José
Martel Peñate, Antonio Peñate Almeida, Manuel y Juan Peñate Muñoz, Antonio
Santos, Prudencio y Francisco Sánchez Montesdeoca, José Cruz Monzón, Pedro
Peñate y Francisco Navarro de Valsequillo.
Margarita González Suárez, Juan Santana
González, Inocencia Domínguez González, Antonio y Vicente Quintana, Benjamín
Pérez, Francisco Arencibia y Alejandro Sánchez, de Valleseco.
Juan y Sebastián González Nuez de Tejeda.
Santiago Sosa Perera, de Tafira.
Por otro lado, en este último viaje, la tripulación
estaba formada:
Por el Capitán, don Ramón Martín.
El primer oficial, Pedro García, el
segundo, Fernando Puiggarí, el tercero, José Terra.
El capellán, Plácido González.
Agregados: Florentino Zurbarán, Enrique
Santamaría.
Sobrecargo, Enrique Acuña.
Telegrafistas: Luciano de la Mora y José
Yánez,
Ayudante de sobrecargo, Andrés Taboada.
Médico, José Oliva; practicante, Miguel
Márquez.
Contramaestres: Manuel Moya Guarda y José
Mompó.
Carpintero; Arsénio Barba.
Marineros: José Fernández, Mariano García,
Juan Montoya, Antonio Li lares, Domingo Vidal y Carlos Terreros.
Mozos: Carlos Pantalla, Jaime Gilabert,
Manuel Rodríguez, Miguel Vida, Antonio Real, José Domínguez y Miguel Salmerón.
Primer maquinista, Pedro Arrieta; segundo,
Alejandro Conde; tercero, Juan Casielles; cuarto, Simón Oicata, ayudante, Tomás
Mota.
Electricista, Juan Madrina.
Pañolero, Francisco Pereira; cabo de
planchas, Isolino López; engrasador, Vicente Ballester; calderetero, Elias
Duran.
Fogoneros: Segundo González, Eduardo
Herrera, Saturnino Molinero, José del Río, Adolfo Gandall, Antonio Moreno, José
López y José Gallardo.
Paleros: Manuel Fernández, Juan Rodríguez
José Muñoz, Antonio Torres, Miguel López y Andrés Montoya.
Mayordomo, Federico Fuentes.
Cocineros: Antonio Escandell, Guillermo
Gaba, José Caparrós, José Alemany, José Romero y Ángel Cabala.
Gambucero, Manuel Rey.
Panaderos: José Estelles, José Gamala y
Lázaro Goyastegui.
Camarera, Casiana Rodríguez.
Enfermero, Florencio Pérez.
Camareros, Ángel López, Ramón Pallín,
Santiago Quílez, José Perromo, Juan Fernández Gómez, Ignacio Altamírano, Juan
Crespo, Juan Fernández, Jenaro Lezcen, Enrique Fernández, Enrique Ruiz, Ramón
Sabater, Leandro García, Rafael Mata, Rafael Alba, Francisco Jiménez. Andrés
Simón, Francisco Viñas, José Martín, Manuel Vázquez, Vicente Guía y Miguel Gil.
Repostero, Miguel Cazull.
NOTA; La primera vez que se publicó esta lista de embarque fue el 23 de
septiembre de 1919 en el periódico "LA PROVINCIA".
Recientemente por iniciativa de Josemi
Martín, coordinador de Canarismo y Democracia, y presentado por el
Parlamentario David de la Hoz Fernández se aprobó por parte del Parlamento
de Canarias, la Proposición No de Ley que reproducimos a continuación y
que declara el 10 de septiembre "Día Canario de las
Migraciones".
A LA MESA DE LA CÁMARA
Los Grupos Parlamentarios abajo firmantes,
según lo dispuesto en el Reglamento de la Cámara, a instancia del Diputado D.
David de la Hoz Fernández, presenta la siguiente Proposición No de Ley sobre el
Día Canario de las Migraciones, para su tramitación ante el Pleno de la Cámara
EXPOSICIÓN
DE MOTIVOS
La Historia de la humanidad es la Historia
de las migraciones. Desde el comienzo de nuestra especie, los seres humanos han
abandonado el lugar en que nacieron tratando de encontrar una existencia mejor.
Solamente en el año 2020, 281 millones de personas emprendieron un proyecto
migratorio internacional. Las migraciones seguirán ocurriendo mientras la
especie humana habite la Tierra. Estamos obligados a convivir con este fenómeno,
extraer las muchas consecuencias positivas que encierran, atemperando los
efectos negativos que también provocan en ocasiones.
El mismo arranque de nuestra
existencia como pueblo tiene lugar cuando pueblos de origen amazigh arriban a
nuestras costas, echando raíces para siempre. A partir de ahí, Canarias ha sido
el destino de pueblos de origen muy diverso, conformando la sociedad canaria
actual. También, como es bien sabido, el pueblo canario ha tenido que emigrar
en muchas etapas de su Historia. Contribuimos al poblamiento del continente
americano y participamos en el nacimiento de las nuevas repúblicas. La huella
canaria en América es tan profunda que la Historia de aquel continente no se
podría explicar sin la aportación de tantos canarios ilustres y anónimos. No
dejamos de emigrar al vecino continente africano, a las costas saharauis, a
asentarnos y prosperar económicamente, a convivir en paz. En la actualidad,
decenas de miles de jóvenes de las islas buscan en el continente europeo un
futuro laboral que en su tierra se les niega. Son la nueva emigración canaria,
muy cualificada y relevante en numerosos ámbitos. Les debemos el recuerdo
constante en una tierra que no se puede permitir el lujo de expulsar a quienes
con tanto sacrificios criamos y educamos.
También desde la Unión Europea
llegan comunidades muy numerosas que adquieren mucho protagonismo en nuestra
vida colectiva: casi 135.000 comunitarios residían en nuestras islas en el año
2020. Regresan nuestros emigrantes acompañados de sus descendientes nacidos
fuera de Canarias a reencontrarse con su tierra. Y, especialmente, conocemos de
primera mano el drama humano que supone la inmigración irregular que llega a
nuestras costas (20.700 personas en 2021), huyendo del hambre, la guerra, las
enfermedades, el cambio climático,… o a veces naufraga en el mar sin poder
llegar a su destino. En paralelo, el mismo presidente y diferentes grupos de
esta cámara hemos planteado en diversos foros la necesidad de abordar el reto
demográfico que vive Canarias ante su superpoblación, que puede generar graves
problemas de reparto equitativo de recursos, de cobertura de los servicios
públicos, en una economía que no puede crecer hasta el infinito, en un
territorio tan limitado.
Los canarios y las canarias hemos
vivido la experiencia migratoria en muchas ocasiones como un elemento
enriquecedor para nuestro pueblo porque también es ésa parte de su esencia.
Nuestra identidad, nuestra cultura, nuestra forma de ser… está impregnada de
elementos que hemos sabido incorporar a nuestro día a día. Hemos convivido
desde siempre con el hecho migratorio y todas nuestras historias familiares, en
mayor o menor medida, están marcadas por el mismo. La geografía de muchos
países (Venezuela, Cuba, Uruguay, Argentina, Estados Unidos, etc.) está
sembrada de hogares, casas, clubes,… donde nuestros emigrantes inculcan a sus
descendientes el amor a la tierra. Sin embargo, también sabemos lo que es la
cara trágica de la emigración.
El 10 de septiembre de 1919 el
vapor Valbanera se hundió cerca de las costas de Florida. Perecieron
en él más de cuatrocientos canarios: gente joven que había atendido la llamada
del trabajo en Cuba, buscando un porvenir mejor que el que dejaban atrás. Este
suceso marcó hondamente a las islas. Afortunadamente, no hemos vuelto a vivir
una tragedia humana de tal calibre pero entendemos que debemos recordarla en el
afán de que no vuelva a repetirse en ningún lugar del planeta. Conocer nuestra
Historia debe servir para, entre otras cosas, formar una ciudadanía más
consciente de los problemas actuales. Saber de dónde venimos debe ayudarnos a
interpretar hacia dónde queremos ir.
Por este motivo, el Parlamento de
Canarias insta al Gobierno de Canarias a:
1. Que de aquí en adelante, el 10 de
septiembre sea declarado de manera oficial Día Canario de las Migraciones y se
adopten las siguientes medidas:
a. Lanzar una campaña oficial que cada año resalte
los valores positivos de las migraciones, fomentando los valores de acogida,
empatía, solidaridad y cooperación, dirigida a toda la sociedad canaria y,
especialmente, a los centros educativos de todos los niveles.
b. Promover que todas las instituciones canarias
realicen actos inspirados en dichos valores, adaptándolos a su realidad
concreta.
c. Proponer que todas las entidades canarias en el
exterior hagan suyo este día y lo celebren convenientemente.
d. Impulsar en la sociedad canaria el debate acerca
de la cuestión migratoria, como un hecho permanente y no sólo del pasado,
porque también hoy los canarios y las canarias siguen emigrando.
e. Honrar convenientemente, desde el recuerdo a los
canarios fallecidos en el Valbanera, a todos los seres humanos que pierden
la vida trágicamente durante su proyecto migratorio.
f. Conceder el Premio Valbanera a
aquellas personas, instituciones públicas o privadas, que se hayan significado
especialmente en el estudio de los fenómenos migratorios y/o la defensa de las
personas migrantes de cualquier nacionalidad.
NOTAS: 1) La imagen que precede este
texto corresponde al homenaje realizado por la Asociación Cultural Salsipuedes,
con motivo del centenario de la última estancia del Valbanera en Canarias.
jps en La Isleta a 10 de septiembre de 2022
(este documento es la fusión de varios anteriores)