La
importancia de José Cabrera Díaz en nuestra historia es directamente
proporcional al esfuerzo que ha hecho el caciquismo de este país para que su
vida y obras no sean conocidas por las generaciones posteriores.
Tan sólo un día después de conmemorar la constitución de su gran obra, la Asociación Obrera de Canarias, conmemoramos su fallecimiento, para ello reproducimos como homenaje artículo editorial de la revista GENTE NUEVA
sobre el joven Pepe Cabrera, este artículo tiene una importancia extra ya que fue
publicado el 31 de agosto de 1900 cuando Cabrera Díaz todavía estaba comenzando
su labor social y cultural.
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JOSÉ CABRERA DÍAZ.
Aun
no habiendo realizado la continuada labor periodística que ha dado a conocer su
nombre en las columnas de varias publicaciones canarias, el solo hecho de
iniciar y constituir en esta Capital la Asociación obrera seria mérito
suficiente para que hoy apareciera, como aparece, al frente de nuestro Semanario,
la caricatura del joven compañero.
No
es obra insignificante la que Cabrera Díaz, con fe y constancia que le
admiramos, ha llevado a la práctica en estos días.
Despertar
entre la clase obrera el espíritu de asociación, convencerla de la necesidad
imperiosa de unirse para luchar en defensa de sus derechos, hacerle comprender
el verdadero sentido en que debe dirigirse la fuerza obrera para que no sufra
extravíos peligrosos ni origine esos choques funestos del capital y el trabajo,
tal ha sido la campaña de Cabrera Díaz para lograr el fin deseado, la
agrupación de numerosos elementos bajo un lema simpático de justicia,
ilustración, trabajo y libertad.
La
Asociación obrera, sin que sea esto hacer una frase, viene a llenar un verdadero
vacío en Canarias, donde las artes útiles, el comercio y las industrias,
progresan rápidamente. Daba verdadera compasión, llevaba tristezas al alma y
tal vez remordimientos a la conciencia, contemplar esa parte numerosa de la sociedad
convertida en masa anónima, sin representación, sin guía ni concierto,
ignorando quizá hasta los derechos individuales, los más rudimentarios
principios del saber humano.
No
faltan en Canarias hijos del trabajo, obreros que derraman el sudor en los talleres
y en las fábricas, ilustrados y amantes del estudio, pero es esta una excepción
honrosa, que desde hoy, si la nueva Asociación no deja morir sus proyectos, se
irá extendiendo y extendiendo hasta convertirse en generalidad redentora.
Cabrera
Díaz puede estar satisfecho de su obra, que aplaudirán con entusiasmo los
hombres de buena voluntad, los amantes de la Justicia, los enemigos de la explotación,
los partidarios del pobre que trabaja a conciencia y del rico que remunera, a
conciencia también, ese trabajo.
Como
periodista, Pepe Cabrera pertenece al gremio de los infatigables: hará cosa de dos
años que regresó de Filipinas en calidad de repatriado y desde entonces su
firma aparece casi a diario en la prensa de esta Capital.
Demócrata
ferviente, en defensa de sus ideales escribió muchos artículos en La Palestra y
en La Luz. Tal vez algunas ocasiones se exprese en forma brusca dejándose guiar
por los impulsos de su temperamento nervioso, pero hay que reconocerle el
mérito de la sinceridad, porque dice lo que siente y lo que piensa tal y como
ha germinado en su corazón, y en su cerebro.
Se
fija más en el fondo que en la forma de sus escritos, donde sobresale siempre o
casi siempre la nota revolucionaria, la idea de Libertad.
Cabrera
Díaz siente un amor verdadero, hondo, arraigado fuertemente en su alma, por estas
tierras Canarias, y le subleva y refuta lo que de ellas con marcada injusticia
se censure, lo que de ellas con avilantez y perversa intención se escriba.
Tal
es José Cabrera Díaz, a quien GENTE NUEVA se complace en felicitar, hoy que se
halla constituida, con muchos cientos de agremiados, la importante Asociación
obrera por él iniciada.