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6 de agosto 1939, fallecimiento de JOSÉ CABRERA DÍAZ.


   La importancia de José Cabrera Díaz en nuestra historia es directamente proporcional al esfuerzo que ha hecho el caciquismo de este país para que su vida y obras no sean conocidas por las generaciones posteriores.
   Tan sólo un día después de conmemorar la constitución de su gran obra, la Asociación Obrera de Canarias, conmemoramos su fallecimiento, para ello reproducimos como homenaje artículo editorial de la revista GENTE NUEVA sobre el joven Pepe Cabrera, este artículo tiene una importancia extra ya que fue publicado el 31 de agosto de 1900 cuando Cabrera Díaz todavía estaba comenzando su labor social y cultural.
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                    JOSÉ CABRERA DÍAZ.

Aun no habiendo realizado la continuada labor periodística que ha dado a conocer su nombre en las columnas de varias publicaciones canarias, el solo hecho de iniciar y constituir en esta Capital la Asociación obrera seria mérito suficiente para que hoy apareciera, como aparece, al frente de nuestro Semanario, la caricatura del joven compañero.
No es obra insignificante la que Cabrera Díaz, con fe y constancia que le admiramos, ha llevado a la práctica en estos días.
Despertar entre la clase obrera el espíritu de asociación, convencerla de la necesidad imperiosa de unirse para luchar en defensa de sus derechos, hacerle comprender el verdadero sentido en que debe dirigirse la fuerza obrera para que no sufra extravíos peligrosos ni origine esos choques funestos del capital y el trabajo, tal ha sido la campaña de Cabrera Díaz para lograr el fin deseado, la agrupación de numerosos elementos bajo un lema simpático de justicia, ilustración, trabajo y libertad.
La Asociación obrera, sin que sea esto hacer una frase, viene a llenar un verdadero vacío en Canarias, donde las artes útiles, el comercio y las industrias, progresan rápidamente. Daba verdadera compasión, llevaba tristezas al alma y tal vez remordimientos a la conciencia, contemplar esa parte numerosa de la sociedad convertida en masa anónima, sin representación, sin guía ni concierto, ignorando quizá hasta los derechos individuales, los más rudimentarios principios del saber humano.
No faltan en Canarias hijos del trabajo, obreros que derraman el sudor en los talleres y en las fábricas, ilustrados y amantes del estudio, pero es esta una excepción honrosa, que desde hoy, si la nueva Asociación no deja morir sus proyectos, se irá extendiendo y extendiendo hasta convertirse en generalidad redentora.
Cabrera Díaz puede estar satisfecho de su obra, que aplaudirán con entusiasmo los hombres de buena voluntad, los amantes de la Justicia, los enemigos de la explotación, los partidarios del pobre que trabaja a conciencia y del rico que remunera, a conciencia también, ese trabajo.
Como periodista, Pepe Cabrera pertenece al gremio de los infatigables: hará cosa de dos años que regresó de Filipinas en calidad de repatriado y desde entonces su firma aparece casi a diario en la prensa de esta Capital.
Demócrata ferviente, en defensa de sus ideales escribió muchos artículos en La Palestra y en La Luz. Tal vez algunas ocasiones se exprese en forma brusca dejándose guiar por los impulsos de su temperamento nervioso, pero hay que reconocerle el mérito de la sinceridad, porque dice lo que siente y lo que piensa tal y como ha germinado en su corazón, y en su cerebro.
Se fija más en el fondo que en la forma de sus escritos, donde sobresale siempre o casi siempre la nota revolucionaria, la idea de Libertad.
Cabrera Díaz siente un amor verdadero, hondo, arraigado fuertemente en su alma, por estas tierras Canarias, y le subleva y refuta lo que de ellas con marcada injusticia se censure, lo que de ellas con avilantez y perversa intención se escriba.
Tal es José Cabrera Díaz, a quien GENTE NUEVA se complace en felicitar, hoy que se halla constituida, con muchos cientos de agremiados, la importante Asociación obrera por él iniciada.